lunes, mayo 01, 2006
Muletas necesarias
Aterrizo en una minusvalía física temporal en forma de rotura de sóleo.
Accidente laboral para mas datos y mas inri.
Me obliga a encaramarme a unas muletas, y a hacer de ellas un apéndice de mí misma.
No todo es comprensión y generosidad a mi alrededor.
¿Cómo era yo antes de esto? ¿Era solidaria y empatizaba con los "muleteros"?
Y otra cosa: ¿Se llaman muletas, porque sirven para torear la vida? (Este guiño taurino no me hace ni pizca de gracia)
Nada me resulta gracioso, o apenas nada, desde hace una semana.
Antes, cuando físicamente podía multiplicarme por cuatro para ir a la compra, limpiar lo justo, poner, tender y recoger lavadoras, malcocinar y poco, desordenar ordenadamente; Cuando podía configurar de nuevo la impresora para que mi marido tuviese a punto ese "informe vital", o mi hija el currículum; Cuando era relativamente sencillo encontrar tiempo para planchar los "imprescindibles" pantalones para mi hijo. Cuando intentaba conciliar el teatro y las clases de inglés con el trabajo, con la vida familiar, la asociación y las amigas...Antes creía que apenas hacía nada. Ahora me siento una ilusa y me sé tonta de remate.
En casa creen, que las muletas son un complemento de moda, piensan que puedo tirarlas a la arena, ponerme de rodillas en un salto, y dibujar con mis brazos una uve victoriosa en esta tarde torera.
¡ Pues no!
Las muletas no son un adorno, ni los callos de la mano un arreglo estético, ni me dejo caer en el vater como deporte.
Reflexionando, entiendo que aunque me creo comprensiva y sensible con los otros, me faltan años luz para sentirme bajo la piel de los discapacitados.
_Decido mejorar mi atención en ese sentido_
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