Cómica y patética al mismo tiempo, la pereza se apodera del espíritu de superación de mister Tubby, cuando se compró la cinta; porque quiero pensar que compró la cinta para el, y no para el perro!!
Ahora, "firmemente sentado" en su sillón, degusta una coca-cola (sin calorias?) y se abandona al depote del zapping. Eso sí! con la mano diestra sujeta la correa del perro para evitarle peligros.
Su locura le sirve, pero...¿le sirve bien?
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