lunes, enero 03, 2005

Locura necesaria nº 2

Richard y Jane son discapacitados. Ella vive presa dentro de un cuerpo que siente ajeno, un envase inadecuado que se rebela constantemente en contra de su cerebro, pasa sus días atada a una silla de ruedas que será su último y triste refugio a la espera de una muerte anunciada, producto de una enfermedad terminal que degenera progresivamente su sistema nervioso.
El, en cambio, está incapacitado para sentir, para entregarse a algo o a alguien, está finalmente imposibilitado para disfrutar de la vida, siente que sus días le pasan a otro, que ni siquiera puede adueñarse de su propio tiempo.
Circunstancias que tienen que ver con sus propios límites los unirán, porque como en los parques los senderos conducen a un centro.
Dos perdedores se encuentran y saben desde un principio, aunque lo nieguen, que juntos emprenderán el vuelo: en un precario avión hecho con desechos para el caso de Richard, hacia una experiencia sexual y sobre todo emocional en el caso de Jane.


Lo que pudo ser un excelente guión comienza a perder el pulso a medida que avanza la trama, quizás en parte debido a la dirección del debutante Greengrass quien no logra dotar de la emoción necesaria a sus criaturas.
Por otro lado, si bien es cierto que trata de evitar caer en el típico filme de “chica joven víctima de enfermedad terminal se enamora, muere y todos sacamos los pañuelos”, intenta mediante la ironía darle una vuelta de tuerca distinta a la situación, pero es precisamente allí donde se pierde la anécdota, plena de gags innecesarios y de secuencias a ritmo de video clip que no agregan nada a la historia. Para colmo, finalmente sucumbe ante la tentación de la lágrima fácil.
Sin embargo el director demuestra buen tino a la hora de elegir y conducir al reparto, cuyos puntales son las excelentes actuaciones de Helena Bonham Carter, en un papel que le exige una ardua composición desde lo corporal, incluyendo el precario manejo de la voz y sobre todo de Branagh quien sabe dotar a su Richard de la oscuridad, el desencanto, la cobardía y la locura necesaria.
Vuelo en busca del amor carretea bastante, despega bien, vuela poco y sufre un aterrizaje forzoso. Esperemos que el próximo viaje llegue a destino y sin turbulencias

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Escucharlo todo es de locura