martes, junio 13, 2006

¿Mantequilla necesaria?



Superado el periodo de invalidez transitoria, me sumerjo en una especie de "recuerdo bulímico", que me lleva a comer ricas tostadas con mantequilla y mermelada de tomate. El pan con mantequilla y azucar, me lleva a la infancia. Me llevo la tostada a la boca y al morder cierro los ojos. Los dientes trituran el azucar con rumor de pasado, traspasan la espesa capa de mantequilla y el sabor estimula los recuerdos.

Seguramente me paso de tostadas y por supuesto de mantequilla. Tengo más grasa en la cara (bueno, en todo el cuerpo).

Me estaba yo quitando una espinilla traidora, en el espejo de aumento que hay en el baño. No era fácil y me juré que no volvería a caer en el graso placer, en el craso error. Salió de pronto, enorme, acusadora. Creí ver algo en ella. Había algo oscuro en su interior. Busqué la lupa de aumento de mi abuela y como si de una espada se tratase, la enarbolé en dirección al baño.

Había dejado la espinilla en un disco desmaquillante. Creí que estaba limpio, pero se veía bajo la espinilla una mancha plateada cuyo origen no recordaba.

Coloqué la lupa encima, acerqué el ojo y espantada pude leer en la espinilla "Arias. De toda la vida"

lunes, mayo 01, 2006

Muletas necesarias


Aterrizo en una minusvalía física temporal en forma de rotura de sóleo.
Accidente laboral para mas datos y mas inri.
Me obliga a encaramarme a unas muletas, y a hacer de ellas un apéndice de mí misma.
No todo es comprensión y generosidad a mi alrededor.
¿Cómo era yo antes de esto? ¿Era solidaria y empatizaba con los "muleteros"?
Y otra cosa: ¿Se llaman muletas, porque sirven para torear la vida? (Este guiño taurino no me hace ni pizca de gracia)
Nada me resulta gracioso, o apenas nada, desde hace una semana.
Antes, cuando físicamente podía multiplicarme por cuatro para ir a la compra, limpiar lo justo, poner, tender y recoger lavadoras, malcocinar y poco, desordenar ordenadamente; Cuando podía configurar de nuevo la impresora para que mi marido tuviese a punto ese "informe vital", o mi hija el currículum; Cuando era relativamente sencillo encontrar tiempo para planchar los "imprescindibles" pantalones para mi hijo. Cuando intentaba conciliar el teatro y las clases de inglés con el trabajo, con la vida familiar, la asociación y las amigas...Antes creía que apenas hacía nada. Ahora me siento una ilusa y me sé tonta de remate.
En casa creen, que las muletas son un complemento de moda, piensan que puedo tirarlas a la arena, ponerme de rodillas en un salto, y dibujar con mis brazos una uve victoriosa en esta tarde torera.
¡ Pues no!
Las muletas no son un adorno, ni los callos de la mano un arreglo estético, ni me dejo caer en el vater como deporte.
Reflexionando, entiendo que aunque me creo comprensiva y sensible con los otros, me faltan años luz para sentirme bajo la piel de los discapacitados.
_Decido mejorar mi atención en ese sentido_

domingo, enero 08, 2006

La locura de los Magos

Parece que fue ayer, cuando me desperté de madrugada, y temblando de excitación y frío, salí al balcón de mi casa: Allí estaba, entre otros paquetes menores, mi Chispipí, un gran bebé de goma que los Reyes Magos o la cigüeña (tenía una discreta confusión al respecto), acababan de concederme.
Ahora la situación ha cambiado: En el balcón de mi casa, la mañana de Reyes, encontré un sólo paquete para mi. Un paquete que me produjo una emoción mucho mayor que la de aquel otro, hace cuarenta años.
Se trata de un C.D: musical, algo aparentemente sencillo de no ser porque este año y por primera vez, los Reyes Magos son mis hijos.
Algo importante sucede cuando en la vida de una persona, Los Magos de Oriente, mudan de personalidad. Cuando el viaje de los Reyes, transcurre a través de un tiempo generacional.
Me siento extraña, feliz al mismo tiempo. Quiero quedarme en estos días con esa felicidad tan peculiar que a veces proporcionan los hijos, sin siquiera ser conscientes.

Escucharlo todo es de locura