En una entrevista realizada por Jean-François Duval a Danah Zohar, una profesora de Oxford, licenciada en física y filosofía, aparece la expresión que nos interesa.
JFD:_Usted ha trabajado para Shell, Volvo, Marks & Spencer...
DZ:_Sí, hasta hace dos años, Marks & Spencer, la cadena británica de grandes almacenes, combinaba perfectamente los dos aspectos y se desenvolvía francamente bien. Andrew Stone era un líder cuántico, el tipo de persona que no deja entrar a nadie en una reunión con notas: lo que usted pensaba ayer no me interesa, decía, yo sólo quiero saber lo que piensa hoy, en este momento... Y como el muy newtoniano Richard G. dirigía la compañía con él, formaban una pareja perfecta. Después llegó la lucha por el poder y Stone se fue. En esa primavera de 1999, las acciones de Marks & Spencer se hundieron. Había perdido su toque mágico, el estado de gracia que Andrew Stone aportaba a la empresa. Tenía esa especie de locura necesaria y se consideraba a sí mismo irresponsable, pero, Dios mío, qué sentido del mercado. Innovaba constantemente y, afortunadamente, Richard G. estaba allí para canalizar y contener su locura.
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3 comentarios:
Claro que si, hay que tener un equilibrio entre ese punto de locura y de cordura, una cosa sin la otra nos llevaría a ser muy monótonos, aburridos y previsibles, y eso como que no :)
Ahhh Kizz!! el "equilibrio"! mágica palabra que siempre me sugiere otra también hermosa: "utopía". Dónde se encuentra el equilibrio?.
Gracias por tu intervención, un beso Kizz.
Normalmente el equilibrio tiende a ser inestable, y tal como lo veo yo, debemos irlo logrando día a día. La ventaja que tiene, trabajar día a día por lo que queremos y nos importa :)
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